27 febrero 2006

ALBIAZUL

Siempre he vivido en una consciente inopia con respecto a determinados temas. Algunos se los podría enumerar, pero por no aburrir, sólo les diré que el fútbol es uno de ellos. Mi única relación con ese deporte la tuve en el colegio, tratando de cumplir la obligación de jugarlo. Me suena que siempre me ponían de portero o de defensa (quizás porque era ahí donde menos estorbaba), y que tenía compañeros que discutían con fanatismo sobre tal o cual jugador y hasta llevaban la camiseta de su equipo o la carpeta forrada con fotos de sus alineaciones favoritas.

Desde entonces hasta ahora no he vuelto a prestarle mayor atención: un montón de años sin la más remota idea de quién era el entrenador del bravo equipo, por no hablar de que no sabría –ni por cultura general- enunciarles el nombre de uno solo de los jugadores de nuestro ’glorioso’. Tampoco sabía, hasta hace bien poco, que las deportivas del periódico pudieran ser páginas tan controvertidas. Y todo, desde que el Deportivo Alavés cuenta con su propio ‘Elton John’, que se compró su propio equipo de balompié, en lugar de –como todo el mundo- echarse unas partidas al futbolín; tan extravagante con su colección de gafas como el otro con la de Dalí. Eso sí, el de Mendi, requiere de la cesión del terreno verde, más el abono de un millón de euros forales al año, para, a cambio, devolver desprecio y desconsideración a socios y aficionados.

Una cosa sí que le querría agradecer a este señor, una sola cosa: haber conseguido encontrar un motivo, brindarnos una causa, aunque sea la única, por la que se perciba que todos y cada uno de los alaveses, al margen de ideologías políticas religiosas o tribales, estemos de acuerdo, y todos -hasta los que pasamos de fútbol en moto-, coincidamos en lo que significa el Sentimiento Albiazul.

Fecha publicación: 28-II-2006

20 febrero 2006

MORALIDAD

Dice el diccionario que moralidad es sinónimo de honradez, ética y decencia, con lo que constato que el concepto real de moral dista mucho de lo que hoy se entiende por tal y por supuesto de la que alude a la de aquél sufrido alcoyano. He querido recordar su significado real, al considerar que por interferencias derivadas de creencias, religiones y filosofías varias, hemos acabado distorsionando su auténtico sentido y su verdadero valor.

Les confieso que padezco un sarpullido por infección de moralina desde la impúdica exhibición que hicieron las portadas y cabeceras de los noticiarios de televisión hace unos días, al mostrar desnudo a un hombre mientras era sometido a horribles torturas por parte de militares británicos. Menos mal que en todos los medios tuvieron el detalle de aplicar una especie de borrador digital a sus partes pudendas, o el conocido rectángulo negro, gracias a lo cual se eliminaba la visión de sus genitales; quizás sólo lo hicieran anticipándose a posibles demandas judiciales por el derecho al honor y a la intimidad; o como públicos salvaguardas de una correcta educación sexual del público infantil.

Ahora en serio: espero que comprendan que le saque toda la punta al hecho de que ahora lo inmoral sea mostrar la desnudez de un cuerpo, mientras que se considere perfectamente lícito mostrar en todos los quioscos y televisores a un hombre que está siendo objeto de vejaciones y degradantes torturas por parte de otro. La misma moralidad que permite entrevistar a auténticos sicarios o asesinos a sueldo en la televisión hablando de sus técnicas y sus supuestos valores personales. Hemos llegado a un extremo en el que sólo es real aquella sangre que salpica nuestra propia cara, pues hastiados de tanta noticia, nos olvidamos de los auténticos valores, al quedar ocultos tras la más vulgar moralina.

Fecha publicación: 21-II-2006

13 febrero 2006

DIÁSPORA

Este fin de semana he bajado a Madrid a visitar ARCO, la feria de Arte Contemporáneo, y aunque haya disfrutado de la experiencia, no he comprado nada, como la mayoría de los mortales. Sí me ha servido para comprobar que, como se había anunciado, la única galería de arte representante de la corriente neobabazorrista no ha podido estar presente.

Les reconozco que en realidad disfruto al obligarme a dar este garbeo anual, con el fin -más importante- de visitar los varios amigos que un día emprendieron su viaje a la capital. Gracias a ellos, he podido conocer también a gente de otros lugares, pero siempre acabo reuniéndome con quienes conforman la que cariñosamente llamo diáspora vasca (aunque algunos, desgraciadamente, hayan ido tratando de ponerse a salvo). Siempre me hacen sentir especial; no sé si porque en mí reflejan la añoranza por su tierra, o por el contrario, por la curiosidad de contemplarme como raro ejemplar de ‘vitorianus obstinatis’.

Hay momentos en que me inspiran envidia, por poder disfrutar en primera línea de cualquier evento cultural o social, y de la riqueza que provoca el enorme mestizaje de una urbe compartida por mil acentos, o ese sol de invierno que invita a salir a pasear un domingo por la mañana; su monumentalidad, el metro –ése gran invento-, o simplemente callejear disfrutando de asombrarte por las últimas tendencias urbanas; no sé, todas esas cosas que siempre añoramos los de provincias.

Sin embargo hay alguna razón, y no me pregunten cuál, por la que casi todos ellos añoran su vuelta en un futuro no demasiado lejano, y quizás por ese destino previamente escrito, se afanen por mantener vivo el lazo que les une al sentimiento y el sabor, al olor y al color del norte. Y mientras escribo esto, escucho un disco titulado Una canción me trajo aquí


Fecha publicación: 14-II-2006

Dedicado a Dioni, Justo, Gorka, Fernando, Gonzalo, Iñaki y Rober

07 febrero 2006

LA OBRA MAESTRA DESCONOCIDA


Este es el título de la magna exposición que Artium acaba de inaugurar; una de esas a las que habría que ir en peregrinación, para lo que animaría a quienes aún no han pisado los solados del museo a que por una vez se den una vuelta. Ya saben, una vez al año no hace daño (aunque mejor aún: una vez al mes, qué bueno es).

La colección, bellísima sin más explicaciones, cobra mayor sentido tras leer el pequeño relato del mismo título, escrito en 1831 por Honoré de Balzac, o en su defecto el resumen que se incluye en el folleto introductorio. Y no les cuento nada si hubieran podido asistir a la recreación representada por el Espacio de Creación Teatral Elejalde, o conocieran su magnífico catálogo; parecería que les quisiera hacer la pelota.


Al escribir esta especie de ensayo de estética, sin saberlo, Balzac se anticipó unos años a la irrupción de la abstracción en el arte. A través de los tres pintores protagonistas, recrea una de las disputas más socorridas de la historia del arte: la eterna pugna entre el dibujo y el color, la línea y la mancha o el trazo y la luz, que ya contrapusieran a Miguel Ángel con Tiziano, Rembrandt con Rubens, o a Ingres con Delacroix.

Desde aquél "Melodrama", con que se inauguró el Museo hace unos años, hasta la actual exposición temporal, han pasado por Artium multitud de obras de estilo muy plural, mensajes diversos y variado formato, y casi siempre he creído comprobar esa impresión que bien describe Balzac en su corto relato, al describir en el joven Poussin la profunda emoción que se experimenta ante las obras maestras o los artistas geniales. Como cuando el corazón te vibra al contemplar entre otros a Cézanne y Tàpies, a Ortiz de Elgea, Zumeta y Kandinsky, o a Rothko, Rodin, Rubens y Rembrandt juntos en un mismo Salón. Como en La comedia humana.

Fecha publicación: 7-II-2006