28 junio 2005

F-ESTIVALES

Hasta hace bien poco, la palabra verano parecía tener otro significado para quienes no teníamos otra que quedarnos en la ciudad. Apenas algún chapuzón en la piscina, quizás una chuletada campestre y poco más que pasear Dato arriba o abajo, sorbiendo un helado italiano. El verano de hoy es bien distinto; hasta el clima parece haber cambiado. Darse un paseo por el humedal de Salburua, cogerse la bici hasta el pantano, pasear por parques y peatonales o visitar museos, son nuevas actividades a las que pronto nos hemos acostumbrado a disfrutar en solitario. Pero es que además, parece consolidarse un calendario estival de actividades colectivas que casi obliga a plantearse si no será mejor veranear aquí que aguantar los agobios de los destinos de moda.

El comienzo de la temporada lo marca indiscutiblemente el Festival de Juegos, que sin apenas darnos cuenta cumple ya su primera década. Vitoria se ha convertido en la capital mundial del juego, aunque bien pensado, Fournier tuviera también su mérito. A la vista de la cantidad de políticos curiosos que se acercan a tomar nota para exportar la idea, quizás nuestras autoridades debieran plantearse si esta ciudad merece ya un espacio temático dedicado al juego: esa práctica que por una vez, sirve para vincular en sana rivalidad a niños, jóvenes y mayores, aunando diversión y entretenimiento, convivencia y cultura. Ningún presupuesto, puede sin duda, estar mejor gastado.


Y el verano seguirá con nuestra joya más internacional, el Festival de Jazz, las irrenunciables Fiestas de la Blanca, las jornadas sobre culturas milenarias, el Azkena Rock Festival y por último, y enlazando con los primeros fríos del otoño, el festival de Música Antigua. Aderecemos este menú, con fiestas en pueblos, eventos deportivos y visitas guiadas.

¿No creen que el verano en Gasteiz, es ya una cita ineludible? Felices vacaciones.


Fecha publicación: 28-VI-2005

21 junio 2005

HOMOFOMANIFA


A mis años, he aprendido a respetar todo aquello planteado desde la sensatez. Incluso aquello que por mi propia forma de asimilar la vida, pudiera considerar contrario a mis propios intereses. Eso sí, mientras no exista violencia, ni física ni dialéctica. Pero no deja de parecerme increíble ver a gente manifestarse para exigir la negación de un derecho a sus propios hijos, hermanos o vecinos. Quizás temen que esas familias que repudian, empiecen a surgir sólo a partir de la aprobación de una ley. Se tapan los ojos, para no ver que los dos chicos que comparten piso en el 9º son pareja, o que la mejor amiga de su propia hija, es en realidad su novia de toda la vida. O que ése chico tan moderno que lleva a un niño al colegio todos los días, es legalmente su padre adoptivo, tras salvarlo del orfanato donde fue abandonado por sus padres biológicos, aquellos que sí gozaban de todas las bendiciones para formar familia.

Y a pie de pancarta, con sotana y gorra de béisbol, los prebostes de la Iglesia; esos que tras abjurar de su propia sexualidad, ejemplifican mejor que nadie a qué hay que llamar familia. Aún estoy por ver en qué Biblia aprendieron que el matrimonio es sólo apto para cierto tipo de Amor. Pamplinas que la Historia les ha dado tiempo a inventar, o mejor dicho, a ocultar, pues la memoria les falla para recordar que esta misma Iglesia que ahora reprueba a los gais, los unió en santo matrimonio desde el siglo III hasta el XIV. Y no lo digo yo; historiadores y teólogos se atreven a demostrarlo tras documentarse en la mismísima biblioteca vaticana.

Todo esto me recuerda a las manifestaciones contra el divorcio. Varios de los que entonces gritaban rosario en mano, disfrutan ahora de su segundo o hasta su tercer matrimonio. Cuánta hipocresía y doble moral: Homofobia pura y dura.


Fecha publicación: 21-VI-2005

14 junio 2005

JUAN LUIS. GOIAN BEGO

Me van a perdonar, queridos lectores, que convierta hoy mi Do Bemol en panegírico a una persona que ya no está con nosotros. No puedo decir que fuéramos amigos, o que nos conociéramos de toda la vida, ni siquiera que su vida hubiera transcurrido paralela a la mía. Sólo puedo hablar de su mirada, sincera, pacífica, conciliadora. De su actitud ante la vida, serena, paciente y positiva. O su sonrisa, siempre dispuesta a regalarse, afable y cercana. En realidad, debo decir que lo conocí más por su huella, por su dedicación a los demás, que por él mismo. Su batalla era diaria, como la de todos. Luchó por que nuestra diferencia nos uniese, nos hiciera iguales. Trabajó para que nuestros derechos fueran los de todos, y los de todos, los nuestros. En silencio, sin gritos, con actos.

Juan Luis, durante tu despedida en Oñati, entendí que debiste ser un hombre de fe, tan difícil hoy en día. Allí estaban tu familia, tus amigos de infancia, tus compañeros de trabajo y los de pancarta, tu pueblo, y tu lagunmina del alma, tu compañero de viaje. Junto a tu madre y tu hermana Arantzi, seguro que también estuvo tu padre, en el recuerdo y en su presente.

Debe dar alegría sentir que te vas dejando el recuerdo de ser un hombre bueno, con la satisfacción de haber luchado por unos ideales. Allí donde estás ahora, seguro que te has encontrado con muchas personas que nos han acompañado en el camino. Cuéntales aquello bueno en que ha cambiado el mundo, y dales las gracias también por su legado.

Hoy me doy cuenta de que pudimos haber aprendido mucho de ti, buscando el encuentro en lugar de la distancia, la música en lugar del ruido, el aire en lugar del fuego. Ese será tu legado.

Juan Luis, gracias por tu lucha.


Gracias por tu color en el arco iris.


Fecha publicación: 14-VI-2005

07 junio 2005

AUDITORIO

Agradezco la confianza de este Diario al permitirme esta columna semanal, pero disculpen que no despilfarre este espacio en loas y gracias, yendo al grano desde la primera.

Si de proyectos ilusionantes hablamos, el del Auditorio, es sin duda uno de los que más inmerecido desvelo está ocasionando a nuestro Udaletxe. Tras largos meses de tiras y aflojas, acaba de expirar el plazo para que los miembros de la oposición municipal analizaran los pros y los contras del proyecto de Auditorio. Tras más de 3 millones –de euros- gastados, es ahora cuando plantean un órdago que indefectiblemente nos devuelve al principio: la parcela. No me cabe en la cabeza que sus respectivos idearios políticos, puedan marcar la preferencia por una sobre la otra. Y menos aún que el "no cabe" argumentado, pueda prevalecer sobre el criterio técnico de un arquitecto de consolidado prestigio. Me inclino más por pensar, que se trata de una cuestión de partida de mus político, -otra más entre tanta recíproca timba-, tras la que la principal perdedora, una vez más, es la ciudadanía; ésa que paga los impuestos, y reclama sus derechos.

Me viene a la memoria el concurso que organizó el Consistorio allá por los 90, en el que la propia ciudadanía eligió entre varios proyectos la magnífica escultura que hoy preside una de las parcelas. Con más motivo, por un proyecto tan controvertido como el Auditorio, deberían ser los propios vecinos los que optaran entre Castilla-Sur o Lakua, y de paso, el lugar óptimo para albergar los futuros Congresos.

Una ciudad no es más que una gran comunidad de vecinos: en determinadas decisiones prevalece el poder otorgado a su presidente y administrador, pero nunca las voces más gritonas de la junta de propietarios. Las decisiones de calado hay que votarlas. Un poquito de ‘porfavor’.

Fecha publicación: 7-VI-2005