LA GARDUÑA DE OTAZU
Ocho de la tarde de un jueves: típico día para inaugurar exposiciones. Se trata, ésta vez, de la obra gráfica de Keith Haring perteneciente a la colección de un magnate suizo. Tras la muestra, -estupenda-, y como ocurre tras eventos similares, me marché con un atípico grupo formado por una mezcla de personas clasificables como amigas íntimas, amigas a secas; conocidas de vista, que te suenan de oídas, y, por último, las que no te suenan de nada.
Una de ellas, no importa su categorización en este ranking, pero artista de renombre, nos relató cómo, trabajando en su estudio de Otazu, escucha sobre su cabeza los ruidos de animales que, durante años, creyó pájaros. Un día, sin embargo, un lento reguero de cierto líquido asomó desde el techo; -los pájaros no mean-, se dijo desconcertada, recordando un dicho propio de la sabiduría de su madre. El relato, a partir de aquí, surgió fascinante: el análisis de aquél líquido en un laboratorio desveló que se trataba de una Garduña, animal similar al visón, también en peligro de extinción. La aparición de un ejemplar muerto, víctima de un atropello frente a la puerta del caserío, obligó a su traslado al Centro de Estudios Ambientales para su completo estudio. Ahora, por lo visto, se afanan en averiguar por dónde acceder a la entrecubierta para recogerlas y ofrecerlas protección.
De aquella fascinante conversación de ferviente amante de la naturaleza -tanta como su sólida obra-, alguien continuó con la descripción de otro hecho insólito: la existencia de rieras pluviales naturales, sobre la roca viva de la colina de nuestra ciudad, y que se pueden visitar gracias a que el insigne arquitecto Olaguíbel las preservara al construir los Arquillos.
Ya me dirán si no es apetecible salir un jueves, si consigues aliar naturaleza y arte, cultura, ocio y amistad; pura sinergia.
Fecha publicación: 11-IV-2006
Una de ellas, no importa su categorización en este ranking, pero artista de renombre, nos relató cómo, trabajando en su estudio de Otazu, escucha sobre su cabeza los ruidos de animales que, durante años, creyó pájaros. Un día, sin embargo, un lento reguero de cierto líquido asomó desde el techo; -los pájaros no mean-, se dijo desconcertada, recordando un dicho propio de la sabiduría de su madre. El relato, a partir de aquí, surgió fascinante: el análisis de aquél líquido en un laboratorio desveló que se trataba de una Garduña, animal similar al visón, también en peligro de extinción. La aparición de un ejemplar muerto, víctima de un atropello frente a la puerta del caserío, obligó a su traslado al Centro de Estudios Ambientales para su completo estudio. Ahora, por lo visto, se afanan en averiguar por dónde acceder a la entrecubierta para recogerlas y ofrecerlas protección.
De aquella fascinante conversación de ferviente amante de la naturaleza -tanta como su sólida obra-, alguien continuó con la descripción de otro hecho insólito: la existencia de rieras pluviales naturales, sobre la roca viva de la colina de nuestra ciudad, y que se pueden visitar gracias a que el insigne arquitecto Olaguíbel las preservara al construir los Arquillos.
Ya me dirán si no es apetecible salir un jueves, si consigues aliar naturaleza y arte, cultura, ocio y amistad; pura sinergia.
Fecha publicación: 11-IV-2006
2 Comments:
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