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Aunque el título de este artículo pudiera parecer un error de imprenta, créanme que he pretendido mostrarles la importancia de un signo gráfico con mayor enjundia de la que pudiera parecer: el punto. Ya ven que se puede utilizar para marcar una parada y siguiendo el mismo párrafo; o con sólo añadirle la coma, puedo seguir explicando un nuevo matiz, o por darle mayor énfasis al cambio, señalándolo como final y aparte.
Se usa también como muletilla en numerosas expresiones: cuando algo se encuentra en su mejor estado, se dice que está en su punto; si alguna ocurrencia resulta de popular ensalzamiento, a esa genialidad la llaman puntazo; cuando algo se sale de la media marcando tendencia, es puntero; o si resulta vital y trascendente, se trata de un puntal. Hay cosas y personas que, sin saber por qué, gustan a todo el mundo y es porque tienen su puntillo; la puntilla, por el contrario, es aquello que remata alguna faena o acaba por fastidiarlo todo. Fíjense hasta qué punto, (me ha salido sin querer) que hasta se utiliza comercialmente: una emisora de radio se ha identificado con esta palabra y hasta mi coche se llama así; y no hablemos de aquél que los sexólogos apodan "G".
¿Y qué punto le ha dado a este tío?,-se preguntarán ustedes- llegados a este punto. Todo viene tras este fin de semana tan futbolero y primaveral que hemos vivido, y a cuenta del riesgo de descenso que mantiene en vilo a los tres equipos vascos. El sábado me tocó sufrir el éxito de la Real, cenando en una taberna giputxi con el partido en directo y soportando los gritos de los comensales en las jugadas de peligro o cada uno de sus tres golazos. Y este primaveral domingo, además del de Fiz, pudimos disfrutar del gran maratón de hinchas rojiblancos dispuestos a arrebatar el protagonista de este artículo: el dichoso punto que acabamos por regalarles. ¿Quizás nos faltó puntería? Vale, mejor pongo punto en boca.
Fecha publicación: 4-IV-2006
Se usa también como muletilla en numerosas expresiones: cuando algo se encuentra en su mejor estado, se dice que está en su punto; si alguna ocurrencia resulta de popular ensalzamiento, a esa genialidad la llaman puntazo; cuando algo se sale de la media marcando tendencia, es puntero; o si resulta vital y trascendente, se trata de un puntal. Hay cosas y personas que, sin saber por qué, gustan a todo el mundo y es porque tienen su puntillo; la puntilla, por el contrario, es aquello que remata alguna faena o acaba por fastidiarlo todo. Fíjense hasta qué punto, (me ha salido sin querer) que hasta se utiliza comercialmente: una emisora de radio se ha identificado con esta palabra y hasta mi coche se llama así; y no hablemos de aquél que los sexólogos apodan "G".
¿Y qué punto le ha dado a este tío?,-se preguntarán ustedes- llegados a este punto. Todo viene tras este fin de semana tan futbolero y primaveral que hemos vivido, y a cuenta del riesgo de descenso que mantiene en vilo a los tres equipos vascos. El sábado me tocó sufrir el éxito de la Real, cenando en una taberna giputxi con el partido en directo y soportando los gritos de los comensales en las jugadas de peligro o cada uno de sus tres golazos. Y este primaveral domingo, además del de Fiz, pudimos disfrutar del gran maratón de hinchas rojiblancos dispuestos a arrebatar el protagonista de este artículo: el dichoso punto que acabamos por regalarles. ¿Quizás nos faltó puntería? Vale, mejor pongo punto en boca.
Fecha publicación: 4-IV-2006
2 Comments:
:-·)!!!
(*0eXisT.
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