NO SERÁ NIÑA
Hoy me atreveré a desvelarles una exclusiva: ¡no va a ser niña! Y pronto se resolverá el misterio, pues la real criatura ya ha demostrado su ansiedad por ver la luz al impedir que su madre acudiera a Oviedo a premiar a unas caritativas monjitas y al más laureado chofer de carreras. En realidad, les confieso, ni soy brujo ni vidente; cualquiera puede llegar a la misma conclusión con solo agitar una coctelera que mezcle chismes del corazón con alta política. El resultado les llevará al total convencimiento de que todo sucederá según lo previsto para que se llame Juan Carlos o Alfonso, Fernando o Carlos, y no Sofía, Isabel o Letizia.
Aunque quedan posibilidades de que el nuevo Infante sea varón sólo por la conjunción entre probabilidad matemática y sabia naturaleza, hay quien se inclina por elucubrar sobre el aporte de las últimas técnicas científicas para conseguir transformar probabilidad en certeza. Así lo dijo en su momento, dejando boquiabierta a la peña, un fiel comentarista de las noblezas, aunque al día siguiente le hicieran retractarse de ello. Hasta Don Leandro, que será tío-bisabuelo de la criatura, lo aseguraba recientemente.
Sería triste que puestos en esa hipótesis, la intervención de la técnica moderna tuviera por objeto la obtención de un varón, y no la de una hembra. El esforzarse por conseguir que la neonata fuese mujer, hubiera sido una histórica y valiente apuesta por la igualdad entre los sexos, y con ello echar por tierra, de un golpe, todas las legislaciones, costumbres y complejos que desdeñan al género femenino y potencian una incomprensible superioridad masculina. Aunque garantizar su reinado implicase cambiar Constituciones, Estatutos o sálicas leyes, ayudaría a convencernos de que el papel de la Monarquía merecería estar por encima de su aporte al papel cuché. Qué quieren que les diga, me encantaría sacar la pata del fondo, si al final fuese niña.
Fecha publicación: 25-X-2005
Aunque quedan posibilidades de que el nuevo Infante sea varón sólo por la conjunción entre probabilidad matemática y sabia naturaleza, hay quien se inclina por elucubrar sobre el aporte de las últimas técnicas científicas para conseguir transformar probabilidad en certeza. Así lo dijo en su momento, dejando boquiabierta a la peña, un fiel comentarista de las noblezas, aunque al día siguiente le hicieran retractarse de ello. Hasta Don Leandro, que será tío-bisabuelo de la criatura, lo aseguraba recientemente.
Sería triste que puestos en esa hipótesis, la intervención de la técnica moderna tuviera por objeto la obtención de un varón, y no la de una hembra. El esforzarse por conseguir que la neonata fuese mujer, hubiera sido una histórica y valiente apuesta por la igualdad entre los sexos, y con ello echar por tierra, de un golpe, todas las legislaciones, costumbres y complejos que desdeñan al género femenino y potencian una incomprensible superioridad masculina. Aunque garantizar su reinado implicase cambiar Constituciones, Estatutos o sálicas leyes, ayudaría a convencernos de que el papel de la Monarquía merecería estar por encima de su aporte al papel cuché. Qué quieren que les diga, me encantaría sacar la pata del fondo, si al final fuese niña.
Fecha publicación: 25-X-2005
1 Comments:
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