FUSIÓN FRUSTRADA
El pequeño ahorrador –en mi caso diría minúsculo-, asiste impávido al revés producido tras la frustrada fusión de las Cajas vascas. Ahora más que nunca, ha quedado claro que ahorrar no es sólo cuestión de auto-secuestrarte algún billete y guardarlo hasta el futuro, sino sobre todo, de adoptar la decisión más apropiada de ingresarlo en aquella Entidad que garantice la pervivencia de tu independencia ideológica. En mi ignorancia, creía que el beneficio obtenido por ofrecernos dinero al interés más alto, por guardarnos los cuartos al interés más bajo, se destinaba a proyectos sociales, culturales y empresariales que sirvieran para desarrollo general de la Comunidad. La irrupción de la política de forma tan carente de sutileza, me hace intuir que estos fines no estaban tan claros.
No llego a entender por qué Álava se desliga en el último momento de un largo proceso que ya llevaba superados varios escalones, entre ellos la tan complicada unificación de procesos informáticos. Cualquiera, independientemente de su poder adquisitivo, puede imaginar que si tres pequeños no se hacen grandes, tal y como está la meteorología económica, otro grande vendrá que se hará con la tostada. La economía tiene casi como único objetivo crecer, y negarse a ello, no parece la política más adecuada para quien maneje cuentas ajenas. Pero lo que más inaudito resulta, es que quien paraliza la fusión acuse al contrario de dinamitarla. Una vez más, los alaveses continúan asistiendo a un partido en el que entre peleas de árbitros, los jugadores permanecen tumbados.
Yo, que ni me considero un partido ni soy de ningún partido, opté hace tiempo por distribuir mis doblones en múltiples huchas, y en una de ellas con forma de vaca -lo digo en serio-, voy metiendo esas estorbosas monedas de 2 euros, con las que en sólo un año he conseguido financiarme unas vacaciones. Tal como está el mercado, no me digan, ésta va a ser la única opción que nos quede por mantenernos independientes.
Fecha publicación: 11-X-2005
No llego a entender por qué Álava se desliga en el último momento de un largo proceso que ya llevaba superados varios escalones, entre ellos la tan complicada unificación de procesos informáticos. Cualquiera, independientemente de su poder adquisitivo, puede imaginar que si tres pequeños no se hacen grandes, tal y como está la meteorología económica, otro grande vendrá que se hará con la tostada. La economía tiene casi como único objetivo crecer, y negarse a ello, no parece la política más adecuada para quien maneje cuentas ajenas. Pero lo que más inaudito resulta, es que quien paraliza la fusión acuse al contrario de dinamitarla. Una vez más, los alaveses continúan asistiendo a un partido en el que entre peleas de árbitros, los jugadores permanecen tumbados.
Yo, que ni me considero un partido ni soy de ningún partido, opté hace tiempo por distribuir mis doblones en múltiples huchas, y en una de ellas con forma de vaca -lo digo en serio-, voy metiendo esas estorbosas monedas de 2 euros, con las que en sólo un año he conseguido financiarme unas vacaciones. Tal como está el mercado, no me digan, ésta va a ser la única opción que nos quede por mantenernos independientes.
Fecha publicación: 11-X-2005
1 Comments:
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