DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA - 11-VII-2010
Capital…
Según cantaba Alfredo Donnay, “tiene Vitoria mil bellezas que admirar…”, aunque aquella ciudad que le sirvió de musa tenga ya poco que ver con ésta Gasteiz del ya avanzado siglo XXI. Ni la urbe es la misma ni por supuesto, -quizá menos- lo son sus habitantes, aunque me atrevo a asegurar que aún mantenemos cierta esencia, un tipo de carácter, el de ciudad de provincia -qué rabia me da esta expresión-, tímida, poco orgullosa de sí misma, poco ambiciosa… y por favor, que nadie se enfade conmigo: yo mismo soy uno de ellos.
Sin embargo, tengo claros varios motivos para el orgullo y el jazz es sólo uno de ellos. Hasta hace nada, nos quejábamos de que julio era el único mes en que podíamos disfrutar de él, pero hoy podemos decir que “la mancha” se ha ido extendiendo por todo el calendario, llegando a tener una programación cuasi-estable para lo que una parte de culpa la tiene la Asociación Jazzargia, que con gran criterio ha dedicado sus esfuerzos a acercarnos su sonido mensualmente desde el escenario del Conservatorio Jesús Guridi. Quienes no hayan podido acudir a los conciertos, pueden disfrutar de ellos on line, a través de su web.
Las hojas del calendario han ido pasado, y una de ellas fue la del pasado 19 de junio en que tuvo lugar el VII Festival de Big Bands, una maratón de grupos actuando durante toda la jornada; apuesta ya consolidada llevada a cabo gracias al esfuerzo de sus precursores Gasteiz Big Band y Big Band Berri. Digna de mención fue la actuación de la Txiki Txiki Big Band, que emocionó a la audiencia ante la interpretación de maravillosos standards a cargo de 57 querubines, atentos a la batuta de Ana Isabel Bravo (aplausos).
Esta jornada sirvió de aperitivo al Jazzaharrean, el segundo gran festival de jazz de la ciudad (no en vano acaba de cumplir su quinta edición) y aunque sus promotores Parral y Gora defiendan “el valor de lo nuestro, de lo micro, de lo pequeño”, habría que decir que con 12 escenarios distintos en solo 8 días, se han convertido en todo un reclamo para una afición ávida de emergentes propuestas de calidad. Han pasado por este festival, entre otros, La Soul Machine, Iguana Quartet, Munduko Beat o platos tan fuertes como nuestro paisano Tomás San Miguel con Jorge Pardo, Heckler, Never Mind Quartet o The Sweet Vandals.
Hace unos meses, tras el Festival de Jazz, se grabó en el Conservatorio la Vitoria Suite que el medalla de Oro de la ciudad, Wynton Marsalis -a la cabeza de Jazz At Lincoln Center- ha regalado a esta ciudad, y en cuya presentación oficial tuve la suerte de coincidir con otros viejos voluntarios del Festival. El disco, no cabe duda, se ha convertido en uno de esos “must have” para cualquier amante de la música. Otro must, sin duda, es el último disco de Dee Dee Bridgewater, tributo a Billie Holiday, que incluye un DVD con la grabación de su actuación el año pasado en Mendizorrotza. Toda una joya. (¡José Luis, ya me los estás devolviendo!)
El tercer corte de la Vitoria Suite lleva el nombre de Jason, hermano pequeño de Wynton, cuyas baquetas formarán parte del trío de Marcus Roberts, a quien tendremos el placer de reencontrar en nuestro escenario de Mendizorrotza tras debutar en Gasteiz en 1992 con Ellis Marsalis, abuelo de la saga. Aquél año, también pasó por Mendi la que hoy por hoy podría considerarse una de las mejores voces del jazz de nuestros tiempos, Dianne Reeves, de cuya categoría personal y profesional guardamos gratos recuerdos. Sentimos aprecio también, desde aquél mismo año, por Gonzalo Rubalcaba, que debutó en el Siglo XXI en gira con Charlie Haden, quien –algunos lo recordarán- actuó tras la cortina del escenario de Dendaraba durante todo el concierto. Otro de los estrellones que regresa, y que conocimos durante aquél año olímpico fue uno de los blueseros por excelencia, uno de los grandes con los doce compases, Buddy Guy, así como a otro mítico de la historia del jazz y de nuestro festival, Chick Corea, siempre rodeado de jóvenes promesas o de consagrados estrellones, como este año: nada menos que de Kenny Garrett, Christian Mcbride y Roy Haynes. En Vitoria, oigan….
Y seguimos con reencuentros: el de mi admirado Joshua Redman, que tras varios años sin visitarnos, regresa con una formación asombrosa, nada menos que un doble trío: los bajistas Matt Penman y Reuben Rogers y los bateristas Gregory Hutchinson y Bill Stewart. También regresa Joe Sample, a quien pudimos conocer integrando aquél legendario Legends (Clapton-Miller-Sanborn-Gadd) ésta vez con la deliciosa Randy Crawford que, por enfermedad, tuvieron que cancelar el año pasado. Ambos, al piano y a la voz, son delicia pura y créanme: se los querrán llevan a su casa. Y casa es la que le vamos a poner –como a Celedón- a Paco de Lucía, que tras participar en el Vitoria Suite regresa a nuestro tablado. Y que vuelva siempre que quiera…
Si les parecía poco, aquí podremos gozar de la Konexioa entre nuestro mejor adalid Iñaki Salvador, y el también pianista Helio Alves, de inconfundible raíz latina (es brasileiro), a quien conocimos junto a Rosa Passos en 2008, y que pasará por el Teatro gasteiztarra de viaje hacia otra de las mecas mundiales del jazz: el Blue Note de Tokio. Supongo que a estas alturas ya habrán entendido el título del artículo… Y de otro Blue Note, esta vez el de Nueva York, viajará, también al Siglo XXI, el cuarteto de Jacques Schwarz-Bart, formado, entre otros, por el gran pianista francés Baptiste Trotignon (quédense con su nombre). Otra joven promesa, en este caso holandesa, Tineke Postma, ha paseado al saxo por toda Europa, cosechando las mejores críticas con un genuino sonido inspirado en Shorter, Coltrane o incluso en Miles. Y para laureado, el pianista americano de origen indio Vijay Iyer (mejor pianista del año, a juicio de la Asociación Americana de Periodistas de Jazz), acompañado del saxo alto Rudresh Mahanthappa. El Siglo XXI cerrará sus puertas tras escuchar al jovencísimo guitarrista Julian Lage, que ya nos dejó impresionados hace un par de años en el Jazz de Medianoche junto a Taylor Eigsti.
Y continuando con la noche, este año tendremos la suerte de duplicar los escenarios del Jazz de Medianoche, al incorporar desde el jueves, el del nuevo hotel Jardines de Uleta, a dos pasos de Mendizorrotza, que contará con un trío de excepción liderado por un viejo amigo del Festival como Cyrus Chesnut. El tradicional escenario del NH Canciller no desmerece el programa, invitando al risueño Mark Whitfield, y a The Pink Turtle. Y si aún les queda energía, o les van los ambientes más íntimos, sepan que la escena continúa en varios locales de la ciudad con una oferta más que apetecible: el Dublín, con sus tradicionales sesiones de Jazz-Dj’s, el Man in The Moon, con las mejores bandas locales, que las hay y muchas; el Molly Malone, con Mr. Blue y nada menos que el catedrático de saxo Javier Garayalde como invitado, o el Signum Hot Club y el World Music (mis informadores me confirman que se irán añadiendo más escenarios).
A una hora más accesible, Montehermoso continúa ofreciendo su jardín para la programación oficial de su Jazz Terrace con propuestas de primer nivel con Bandas como la Municipal de Música, o la divertidísima txaranga francesa La Fanfare en Pètard (lleven a sus niños y niñas); disfrutarán también de una de las pianistas más sólidas del estado, Marta Sánchez, esta vez en cuarteto, o de la australiana Ladi6, o de la gran funky-banda Speak Low, capaz de soliviantar los chacras a cualquiera…
Es evidente que ni son todos los que están, ni están todos los que son, pero si tienen en cuenta que los mencionados, no son más que una somera reseña de los grupos que acabarán actuando durante el mes de julio en Gasteiz (feliz verano) bien podríamos considerar con orgullo que vivimos –“se pongan como se pongan”-, en la gran capital…
Según cantaba Alfredo Donnay, “tiene Vitoria mil bellezas que admirar…”, aunque aquella ciudad que le sirvió de musa tenga ya poco que ver con ésta Gasteiz del ya avanzado siglo XXI. Ni la urbe es la misma ni por supuesto, -quizá menos- lo son sus habitantes, aunque me atrevo a asegurar que aún mantenemos cierta esencia, un tipo de carácter, el de ciudad de provincia -qué rabia me da esta expresión-, tímida, poco orgullosa de sí misma, poco ambiciosa… y por favor, que nadie se enfade conmigo: yo mismo soy uno de ellos.
Sin embargo, tengo claros varios motivos para el orgullo y el jazz es sólo uno de ellos. Hasta hace nada, nos quejábamos de que julio era el único mes en que podíamos disfrutar de él, pero hoy podemos decir que “la mancha” se ha ido extendiendo por todo el calendario, llegando a tener una programación cuasi-estable para lo que una parte de culpa la tiene la Asociación Jazzargia, que con gran criterio ha dedicado sus esfuerzos a acercarnos su sonido mensualmente desde el escenario del Conservatorio Jesús Guridi. Quienes no hayan podido acudir a los conciertos, pueden disfrutar de ellos on line, a través de su web.
Las hojas del calendario han ido pasado, y una de ellas fue la del pasado 19 de junio en que tuvo lugar el VII Festival de Big Bands, una maratón de grupos actuando durante toda la jornada; apuesta ya consolidada llevada a cabo gracias al esfuerzo de sus precursores Gasteiz Big Band y Big Band Berri. Digna de mención fue la actuación de la Txiki Txiki Big Band, que emocionó a la audiencia ante la interpretación de maravillosos standards a cargo de 57 querubines, atentos a la batuta de Ana Isabel Bravo (aplausos).
Esta jornada sirvió de aperitivo al Jazzaharrean, el segundo gran festival de jazz de la ciudad (no en vano acaba de cumplir su quinta edición) y aunque sus promotores Parral y Gora defiendan “el valor de lo nuestro, de lo micro, de lo pequeño”, habría que decir que con 12 escenarios distintos en solo 8 días, se han convertido en todo un reclamo para una afición ávida de emergentes propuestas de calidad. Han pasado por este festival, entre otros, La Soul Machine, Iguana Quartet, Munduko Beat o platos tan fuertes como nuestro paisano Tomás San Miguel con Jorge Pardo, Heckler, Never Mind Quartet o The Sweet Vandals.
Hace unos meses, tras el Festival de Jazz, se grabó en el Conservatorio la Vitoria Suite que el medalla de Oro de la ciudad, Wynton Marsalis -a la cabeza de Jazz At Lincoln Center- ha regalado a esta ciudad, y en cuya presentación oficial tuve la suerte de coincidir con otros viejos voluntarios del Festival. El disco, no cabe duda, se ha convertido en uno de esos “must have” para cualquier amante de la música. Otro must, sin duda, es el último disco de Dee Dee Bridgewater, tributo a Billie Holiday, que incluye un DVD con la grabación de su actuación el año pasado en Mendizorrotza. Toda una joya. (¡José Luis, ya me los estás devolviendo!)
El tercer corte de la Vitoria Suite lleva el nombre de Jason, hermano pequeño de Wynton, cuyas baquetas formarán parte del trío de Marcus Roberts, a quien tendremos el placer de reencontrar en nuestro escenario de Mendizorrotza tras debutar en Gasteiz en 1992 con Ellis Marsalis, abuelo de la saga. Aquél año, también pasó por Mendi la que hoy por hoy podría considerarse una de las mejores voces del jazz de nuestros tiempos, Dianne Reeves, de cuya categoría personal y profesional guardamos gratos recuerdos. Sentimos aprecio también, desde aquél mismo año, por Gonzalo Rubalcaba, que debutó en el Siglo XXI en gira con Charlie Haden, quien –algunos lo recordarán- actuó tras la cortina del escenario de Dendaraba durante todo el concierto. Otro de los estrellones que regresa, y que conocimos durante aquél año olímpico fue uno de los blueseros por excelencia, uno de los grandes con los doce compases, Buddy Guy, así como a otro mítico de la historia del jazz y de nuestro festival, Chick Corea, siempre rodeado de jóvenes promesas o de consagrados estrellones, como este año: nada menos que de Kenny Garrett, Christian Mcbride y Roy Haynes. En Vitoria, oigan….
Y seguimos con reencuentros: el de mi admirado Joshua Redman, que tras varios años sin visitarnos, regresa con una formación asombrosa, nada menos que un doble trío: los bajistas Matt Penman y Reuben Rogers y los bateristas Gregory Hutchinson y Bill Stewart. También regresa Joe Sample, a quien pudimos conocer integrando aquél legendario Legends (Clapton-Miller-Sanborn-Gadd) ésta vez con la deliciosa Randy Crawford que, por enfermedad, tuvieron que cancelar el año pasado. Ambos, al piano y a la voz, son delicia pura y créanme: se los querrán llevan a su casa. Y casa es la que le vamos a poner –como a Celedón- a Paco de Lucía, que tras participar en el Vitoria Suite regresa a nuestro tablado. Y que vuelva siempre que quiera…
Si les parecía poco, aquí podremos gozar de la Konexioa entre nuestro mejor adalid Iñaki Salvador, y el también pianista Helio Alves, de inconfundible raíz latina (es brasileiro), a quien conocimos junto a Rosa Passos en 2008, y que pasará por el Teatro gasteiztarra de viaje hacia otra de las mecas mundiales del jazz: el Blue Note de Tokio. Supongo que a estas alturas ya habrán entendido el título del artículo… Y de otro Blue Note, esta vez el de Nueva York, viajará, también al Siglo XXI, el cuarteto de Jacques Schwarz-Bart, formado, entre otros, por el gran pianista francés Baptiste Trotignon (quédense con su nombre). Otra joven promesa, en este caso holandesa, Tineke Postma, ha paseado al saxo por toda Europa, cosechando las mejores críticas con un genuino sonido inspirado en Shorter, Coltrane o incluso en Miles. Y para laureado, el pianista americano de origen indio Vijay Iyer (mejor pianista del año, a juicio de la Asociación Americana de Periodistas de Jazz), acompañado del saxo alto Rudresh Mahanthappa. El Siglo XXI cerrará sus puertas tras escuchar al jovencísimo guitarrista Julian Lage, que ya nos dejó impresionados hace un par de años en el Jazz de Medianoche junto a Taylor Eigsti.
Y continuando con la noche, este año tendremos la suerte de duplicar los escenarios del Jazz de Medianoche, al incorporar desde el jueves, el del nuevo hotel Jardines de Uleta, a dos pasos de Mendizorrotza, que contará con un trío de excepción liderado por un viejo amigo del Festival como Cyrus Chesnut. El tradicional escenario del NH Canciller no desmerece el programa, invitando al risueño Mark Whitfield, y a The Pink Turtle. Y si aún les queda energía, o les van los ambientes más íntimos, sepan que la escena continúa en varios locales de la ciudad con una oferta más que apetecible: el Dublín, con sus tradicionales sesiones de Jazz-Dj’s, el Man in The Moon, con las mejores bandas locales, que las hay y muchas; el Molly Malone, con Mr. Blue y nada menos que el catedrático de saxo Javier Garayalde como invitado, o el Signum Hot Club y el World Music (mis informadores me confirman que se irán añadiendo más escenarios).
A una hora más accesible, Montehermoso continúa ofreciendo su jardín para la programación oficial de su Jazz Terrace con propuestas de primer nivel con Bandas como la Municipal de Música, o la divertidísima txaranga francesa La Fanfare en Pètard (lleven a sus niños y niñas); disfrutarán también de una de las pianistas más sólidas del estado, Marta Sánchez, esta vez en cuarteto, o de la australiana Ladi6, o de la gran funky-banda Speak Low, capaz de soliviantar los chacras a cualquiera…
Es evidente que ni son todos los que están, ni están todos los que son, pero si tienen en cuenta que los mencionados, no son más que una somera reseña de los grupos que acabarán actuando durante el mes de julio en Gasteiz (feliz verano) bien podríamos considerar con orgullo que vivimos –“se pongan como se pongan”-, en la gran capital…
… del jazz
Joseba Garitano Iriondo