02 enero 2007

“CUANDO UNA AMIGA SE VA…

…ALGO SE MUERE EN EL ALMA”, dice –si aplicamos la debida corrección de género- la primera copla de la célebre sevillana El Adiós, que todos hemos zapateado alguna vez. Una ruptura sentimental, la jubilación o un traslado laboral podrían ser alguno de los motivos para que una persona se plantee dejar la ciudad que la vio nacer y emprender una nueva vida en otro lugar. Contando el día de año nuevo como la fecha clave elegida para los grandes retos personales, entenderán que me emocione, al tratar de despedirme de una amiga que, en estos momentos, vacía su maleta tras firmar la excedencia, liquidar los gastos de su alquiler y emprender un viaje, en plena nochevieja, nerviosa por comenzar desde hoy su nueva vida.

Crean que me cueste referirme a la segunda copla, la que habla de la huella que va dejando y no se puede borrar, ésa amiga que se fue. Ése rastro de recuerdos por tantas risas compartidas, de cenas y juergas, de secretos y de voces; de miradas cómplices, de lágrimas secas, de problemas compartidos y mutuo aprendizaje. Tengo memoria para otras que fueron similares despedidas y sé que a veces esa huella de la copla se convierte en una auténtica herida que tarda su tiempo en cicatrizar: el vacío, la tristeza; un dolor por la vacante que sólo el tiempo ayuda a calmar.

Suerte que existe el correo electrónico, el móvil y los vuelos baratos, las vacaciones, los puentes y las navidades. La añoranza, además, ayuda a que la comunicación sea menos fluida pero –si se desea- más intensa. Me siento celoso de la gente que espera a conocerte, de su clima templado, de la gracia andaluza contra nuestra estirada rigidez y de su vida sosegada frente a nuestra radical severidad casi germana.

Tal como termina la copla, te hubiera pedido –aunque no debía- que no te hubieras ido todavía, pues aunque entienda que necesites volar para encontrarte a ti misma, que la vida te debe aún lo que te prometió, y que has de vivir tantas vidas nuevas como el tiempo te permita, no pueda evitar que “hasta la guitarra mía llore cuando dice adiós”.

¡ Feliz año !

Fecha publicación: 2-I-2007